Es indudable que en las decisiones que se toman en torno a la movilidad personal entran en juego diversos factores. Algunos están relacionados con la comodidad o la economía. Otros, con la disponibilidad de diferentes medios de transporte o el tiempo de desplazamiento que exige cada medio. Y sí, algunas personas también ponen en consideración la protección ambiental. No en vano, las emisiones procedentes del tráfico son una de las principales fuentes de contaminación de las zonas urbanas. Así lo atestiguan análisis tales como The European environment — state and outlook 2020, publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente a finales de 2019.
Las ciudades llevan tiempo tratando de poner freno a esta situación. De ahí que cada vez sean más habituales medidas tales como la delimitación de zonas de bajas emisiones (ZBE), la progresiva electrificación del transporte público o el fomento en el uso de transportes como la bicicleta. Y es indudable que una de las mejores maneras de verificar el éxito de estas medidas recae en el establecimiento de un sistema de monitorización ambiental.
Por esta razón, detectores de emisiones como nuestro Kunak Air (y el revolucionario Kunak Air Pro) son sumamente útiles. Su relación calidad-precio, la facilidad de instalación y puesta en funcionamiento y su capacidad para transmitir datos en tiempo real permiten obtener una imagen fiel de los niveles de contaminación en las ciudades y del éxito de las medidas puestas en funcionamiento. Como ya hemos argumentado en diversas ocasiones, no sustituyen a las redes oficiales de monitorización de calidad del aire, sino que las amplían y complementan. De este modo, se puede abarcar más superficie a un menor coste y con una precisión muy cercana a la que proporcionan los equipos de referencia. Asimismo, posibilitan obtener un análisis de la situación con una mayor resolución, lo que puede facilitar las decisiones acerca de dónde es necesario situar una estación de referencia.
Y en este intento de mejora la calidad de vida en las ciudades estábamos cuando el coronavirus irrumpió y puso patas arriba todos nuestros comportamientos.