Los proyectos de derribo y demolición, al igual que las obras de construcción, conllevan impactos ambientales que pueden repercutir en la ciudadanía y el medioambiente. Normalmente, son de carácter temporal, pero pueden tener un efecto sinérgico y acumulativo que potencia y agrava las molestias e impactos.
La monitorización de la calidad del aire y otros parámetros, por tanto, puede resultar de gran utilidad al objeto de mantener a la población informada, una tarea importante cuando las obras se llevan a cabo en zonas habitadas en las que residen grupos vulnerables (población infantil, gente de edad avanzada, personas enfermas o cardíacas y mujeres embarazadas).